domingo, 16 de octubre de 2011

La preciosa tarde en la playa.

Por primera vez después de unas cuantas semanas alguien me vino a buscar picando a la puerta, sin llamarme fea. Era el, antes de mirar, al abrir la puerta percibí su olor, dulce, me encantó.
-Que, ¿ya estás lista?
-Sí, aunque no me he arreglado mucho la verdad- Me sinceré.
-No me importa, a mi la gente me gusta por su forma de ser, no por la cantidad de kilos de maquillaje que lleve encima,¿Entiendes?-Me explicó muy humildemente.
-Pues a mi me gusta mucho la gente que es como tu-Preferí contestar eso, principalmente porque era verdad y porque no le iba a decir gracias.
-Pues entonces vamos bién- Dijo con un tono simpático.- Bueno como se que te tienes que ir al rededor de las siete ire después a lo del regalo.
-¿Y ahora dónde vamos?-Le pregunté sorprendida.
-¿Puedes confiar en mi?-Cuestionó la pregunta de una manera que me volvió loca, no tube otra que contestarle que si. Me llevó en su moto, no sabía donde íbamos, pero por suerte no me vendó los ojos ni nada por el estilo de tal manera que podía ir viendo donde me llevaba.
La playa, me llevo a la playa. Acertó de pleno.
-¿Cómo que me traes aquí?- Creo que fue la tarde que más preguntas hice.
-Pues porqué la playa me encanta, y sobre todo disfrutarla con gente especial. No me gustaría compartir esto con típicas niñatas que no se saben ni el cumpleaños de sus padres.-Me sentí alagada. Cada vez me gustaba más, y en ese momento me vino a la cabeza David.
-Pues ya que piensas tan bien de mi, creo que debo contarte una historia que tengo en la cabeza cada vez que hay un momento bonito.-No aguantaba más, tenia que decírselo para que entendiese cualquier estupidez que me pudiese salir del pronto. Le conté todo, que yo estuve muy enamorada de un tal David, que estuvimos casi seis meses, y que un día lo vi con otra, la cual cosa no me pude creer. Desde ese momento me costaba mucho más confiar en las personas, porqué si el lo pudo hacer, que para mi era imposible..Ahora era todo mucho más difícil. Kike lo entendió perfectamente, y dijo que nunca haría nada que le pudiese hacer daño a la persona que el quería, antes le diría sus problemas, pero daño nunca. También me explico que el sabia que eso no se podía decir solamente, se tenía que demostrar. A mi me pareció estupendo todo lo que dijo, para mi él ya lo era.
Después de esta larga charla que me aclaró bastantes cosas empezamos a disfrutar un poco más de la tarde, hablábamos de cosas del día a día.. y de repente empezamos a jugar y a correr por la arena. Eso me servía mucho más que las mil palabras más bonitas del mundo. No sirve de nada que te prometan la luna si no te bajan ni una triste estrella.
Me reí, me divertí, junto a él fue mágico. Pero pronto se hicieron las siete y tuvimos que volver.
A las siete y cuarto estaba en casa. Antes de entrar me vi en el reflejo de un coche y le dije:
-Kike, ¿Como me dejas ir con estos pelos por la vida?
-Pues porque yo te veo igual de bien que antes.
-Si igual..-Le dije mientras me arreglaba el cabello. Entonces me paró y me dijo:
-Si te vieras con los ojos que te veo yo, no te encontrarías ningún defecto.-Me quede parada, deje mis cabellos y me quede mirándolo. Le sonreí.
-¿Sabes que eres una de las personas más bonitas que he conocido?-Le dije seriamente y mirándole a los ojos. A pesar de aquello no quería decirle más cosas que esas, no quería correr..que las cosas fluyeran más. Pero a lo que no me pude resistir fue al beso en la mejilla, esta vez se lo di yo. Me di cuenta que él tampoco tenía prisa después de saber mi historia, así que con ese cariñoso beso que le di se quedo contento, por lo que yo vi en sus ojos.
Después de eso se fue y me soltó la mano de la cual llevaba agarrado toda la despedida. Tras esa tarde empece a pensar que había otro mundo aparte de David..pero tampoco quería emocionarme, porque aun me sentía algo desconfiada, pero lo que puedo asegurar es que Kike hizo que me sintiese mucho mejor.




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