viernes, 28 de octubre de 2011

Lo que más necesitaba en esos momentos.

Estuve meditando aquella nota, pensé que debía pedirle explicaciones por lo menos, independientemente de si  después llegara a perdonarle o no. Esa decisión me la llevó a tomar la idea de que no volvería a abrazar ese increíble pecho, a oler ese dulce olor de Kike, a sonreír a esos preciosos oscuros ojos y a tener románticos besos con él, básicamente sentía que era mi media naranja. Pero eso si, cuando vi su espantosa violencia mis pensamientos se volvieron como un gran puzle con cada pieza situada en el lugar contrario de donde le corresponde. Creo que, que la mayoría de mis lágrimas eran por mi abuelo que también ayudaron a que mi cabeza estuviera mucho peor. Después de esa larga reflexión en mi cama, la abrí y me metí dentro de ella. Conseguí quedarme dormida rápidamente ya que mi madre me había subido la infusión relajante que le pedí.
Cuando ya eran las ocho sonó mi despertador, el cual puse para poder levantarme pronto para estar a las ocho y media en la playa. Tenía ganas de desaparecer, desahogarme y dejar mi mente clara antes de escuchar la explicación de Kike, no quería dar una reacción de la cual me arrepintiese. Mientras iba hacía allí pensaba que por fin era un nuevo día pero eso no quitaba los problemas del anterior, ojalá todo hubiera sido un mal sueño.
Al llegar me puse en la parte más desierta de la playa mientras veía como el Sol salía. Hacía bastante frío, pero quería quedarme por que no había nadie y era perfecto. Aun así iba bien tapada. Me tiré en la arena, me quede mirando al cielo, me puse a pensar en que a mi abuelo todo le había ido bien, pensé que seguro que Kike tenía alguna explicación razonable, sabía que era un chico muy humilde.. Empece a pensar en positivo respecto a mis problemas, sonreí dirigiendo mi mirada hacia el Sol. Cogí mi móvil y puse música, mi música. Me levanté, inicié mi momento de tranquilidad quitándome los zapatos y subiendo el volumen de mi iphone. Puse la canción Helo de Beyoncé y empece a dar vueltas sobre la arena, a observar el paisaje, a acariciarme la melena y a saltar. Corría y corría combinándolo con algunos saltos llegando hasta la orilla de la playa donde las olas se rompían. Me sentía bien, a gusto conmigo misma, feliz, la sonrisa me salía sola. Esos momentos me hacían llegar a reflexiones como estas: Si no empiezo estando bien con migo misma, nunca podré conseguir estar bien con nadie.
Cuando estaba en la orilla me tire al suelo de nuevo y dejé que las olas refrescaran mis pies. Mi sonrisa no dejaba de salir por si sola. Estuve al rededor de unos tres cuartos de hora allí, en la playa, paseando, pensando.. Al fin llegué a la conclusión de que estaba preparada para escuchar a Kike, sabía que tomaría la decisión correcta, después de haber tenido mi momento haciendo lo que más me gusta en mi sitio favorito. Había bailado, corrido, caminado, observado mi alrededor y aclarado mis ideas suficiente, así que tranquilamente me calce y volví hacia casa.




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