Al fin llegue a casa, un poco tarde ya que no quería que se me notase mucho que llevaba horas llorando. Mis padres ya habían cenado, los encontré estirados en el sofá y a mi padre dormido. A pesar de eso mi madre vino hacia mi rápidamente a pedirme explicaciones. Me las inventé sin mirarle a los ojos ya que ella me lo nota todo. Me dijo que cenara pero no tenía hambre. Bebí un largo baso de agua y subí a mi habitación.
Al abrir la puerta lo primero que hice fue lanzarme hacia la cama boca abajo con los brazos cubriéndome la cabeza. Cuando ya me había relajado y tranquilizado me levanté para ponerme el pijama. Fui a ponerme las zapatillas y me apoyé sobre mi escritorio, de pronto me pinché. Se me había clavado algo en el dedo índice, miré y era una preciosa rosa roja junto con una pequeña nota que ponía: Álex sabes y se lo que nos ha pasado en la vida por eso tengo momentos de estos en los que ni pienso lo que hago, si me dejaras que te explicase todo lo que me ha llevado ha hacer esta locura... Pero perdóname, no soy así y menos con una persona como tu a mi lado. Sabes que te quiero, te quiero y mucho. Por favor, llámame.
Solté la nota de mis manos.. no supe que hacer, después de mis experiencias no tenía claro creerlo o no, si le debía perdonar o no.. no tenía claro nada, aunque creo que algo si continuaba igual: Quería estar con él.
De pronto quise asomarme por la ventana para que me diera un poco el aire y desde ahí, vi el parque en el que estuvimos esta semana, me fue duro pensar que si me cabreaba por aquello no me volvería a verme sentada en esos bancos junto a el.
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